Historias: Zapatos de tango
Ella se considera amante de los zapatos, con su humor diferente y transgresora hoy escribe para nuestro BLOG.
Te presento a Hebe Ripsy Martinez, es milonguera y nos comparte la experiencia e historia de sus zapatos de tango.

Hebe aparte de tener 12 años transitando las milongas, también aporta su talento como directora y coleccionista de filmaciones de exhibiciones de tango para su creación “Junando Milongas”.
Considero que es un registro histórico muy valioso. (desde Abril del 2010 hasta la actualidad).
Al final de este post encontrarás todos los datos para poder investigar y descubrir todos sus videos reliquias.
Tiene su propia plataforma por youtube, Instagram y Facebook, donde comparte sus capturas de filmaciones que motivan a seguir inspirándonos, como también su videoteca para siempre, de antiguos, nuevos y futuros bailarines estarán como evidencia desde su mirada y para siempre al alcance de los curiosos fanáticos.
En esta historia puedes sentirte identificada y te puede ayudar en algunas decisiones o simplemente podrás disfrutar de anécdotas milongueras.

La historia de sus zapatos. Por Hebe Ripsy Martinez
Pequeños pies, zapatos pequeños.
Tengo pies pequeños (mido 1.65 y mis pies son 35/36), además nací con una deformación llamada pie talo, por la cual utilicé zapatos con modificaciones ortopédicas hasta los 13 años. Todo esto hace que sea muy cuidadosa al momento de calzarme, sea para bailar como para la vida diaria.
La primera vez que bailé Tango llevaba puestos unos stilettos negros de 10 cm de taco aguja, zapatos de calle, de suela y sin pulsera… esa experiencia le dio todo un sentido al momento de elegir mis zapatos para bailar.

Un año después tomaría mi primera clase de Tango danza y lo haría con unas botas azules, con taco aguja de 8 cm (que era mi calzado habitual). Salí de esa clase segura de volver, así que fui a comprarme mi primer par de zapatos… unas hermosas sandalias negras, de gamuza con tiras finitas y el taco ahumado en negro colorado de Artesanal de Susana Villarroel.

Son unas sandalias con hermosos 9 cm de taco aguja, con una estabilidad increíble, de suela y que todavía conservo impecables, cada tanto me las vuelvo a poner y vuelvo a la primera sensación de un guante, de una segunda piel en mis pies pequeños.
Al utilizar tacos desde los 14 años (a esa edad usaba tacos de 7 cm), encontrarme con los tacos del calzado de tango no me resultó un problema, de hecho, los sentí mucho más cómodos que otros zapatos, “una segunda piel que envuelve mis pies” y que los ayuda, un soporte.
En este tiempo he probado todo tipo de calzado… suelas diferentes, diferentes alturas de tacos, diferentes anchos de taco, sandalias, boca de pez, con pulserita en T, con tiras cruzadas, con tiras al tobillo y hoy puedo decir que la boca de pez me resulta muy incómodo (necesito mis dedos al aire) y la pulsera no debe estar muy alta en mi tobillo.

Para clases prefiero zapatos con el taco un poco más ancho, con una altura de 7 a 8 cm.… si estoy muy cansada o sé que van a ser varias horas de entrenamiento llevo como segundo par unas zapatillas de jazz o mis flats de Katrinsky (estos flats me salvan a toda hora, los uso para clases, para bailar y para mi vida diaria).
Por otro lado, para la milonga mi calzado dependerá del día, del piso, de mi cansancio y de mi ropa… eso sí, suela. Hace tiempo que mi elección es suela, esa que desliza, esa que es aliada de mis pequeños pies, ya que me resulta mucho más firme, aportando la seguridad y el sostén que necesito. (si resbala demasiado solo la humedezco un poco y listo)

¿Qué pasa con el cromo? Empecemos porque no me gusta el calzado demasiado blando, me resulta incómodo y por la fuerza de mis pies los destruyo en muy poco tiempo.
A esto le agregamos que el cromo se agarra demasiado al piso para mí gusto y si hay humedad se clava de tal forma que parece un adhesivo que repercute directo en mis rodillas y en mis caderas. (esa es mi sensación y el motivo por el cual hace ya un tiempo lo evito).
En el 2009 me recomendaron ponerles cromo a unos zapatos de suela, con lo cual se combina la firmeza de la estructura y el agarre de ese tipo de suela… eran geniales, pero ni así me convencieron.
UN POCO DE HUMOR: “ Las chicas buenas van al cielo, nosotras a la milonga” Hebe Ripsy 🙂

¿Qué hice con los zapatos con cromo que tenía? Simple, dejé de limpiar el cromo y quedaron como un punto medio entre la suela y el cromo. (si me resultaban demasiado blandos se los he regalado a una amiga).
Lo importante es conocerte, es descubrir que es lo que necesita tu cuerpo, que es amigable con tus pies, porque si te sacan estabilidad, si te duelen, si… en fin, si molestan entonces no son para vos.
La comodidad es para mí primordial, un calzado incómodo es lo peor que me puede pasar, un calzado incómodo va a repercutir en mí en todo sentido… hasta me pone de mal humor (y nadie me quiere de mal humor jajaja). 😉

Video exhibición impro en la Catedral del Tango «Sin Rumbo» actualmente sin actividades.
HEBE y GABRIEL
Estos consejos nos van ayudar a tomar mejores decisiones.
¡Gracias Hebe por tu inspiradora historia. Esperamos muchas más!.

Si querés investigar a través de los fabulosos videos te invito a su canal de Youtube donde descubrirás talentosos bailarines y milongueros.
Canal de Youtube: https://www.youtube.com/user/JunandoMilongas
Instagram: https://www.instagram.com/junandomilongas/
Facebook: https://www.facebook.com/JunandoMilongasTango
Nos encantaría leer tu comentario para seguir ayudando y acompañandote en este mundillo tanguero.

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